Desde lo alto de la pequeña montaña podia verse el valle, y al fondo la playa. Recuerdo que el viento era constante, pero aun asi me sentia protegido por el. Abajo, sobre las furiosas olas, resplandecia el fulgor de los ultimos utimos dias de agosto. El cielo navegaba a sus anchas desde la linea del horizonte hasta morir estrellado sobre las rocas.
Aquel era el unico sitio donde podia pensar, aquel era el unico lugar donde me sentia reconfortado: El sonido de las gaviotas revoloteando, el tacto de la hierba fresca, el olor de la corteza de eucalipto, el color del cielo reflejado en tus ojos...
Tus ojos...
Recuerdo el dia en que te enseñe mi santuario, cuando nos asomamos al acantilado y la brisa baño nuestros rostros... Cuando te mire, me sonreiste y fue...